LOS VERDADEROS MUERTOS

Los que mueren día a día, lentamente,
son los que siempre se dan por aludidos,
y de todo, hacen dolor innecesariamente;
también mueren los que van de "perseguidos",
y calumnian y persiguen a la gente.

Muertos están los que se entregan
al odio disfrazado de sonrisas,
los que creen vivir cuando despliegan
en la usura, sus manos siempre lisas,
que nunca crean, que nunca friegan.

Los muertos son muertos verdaderos
cuando viven sin razgo de heroísmo,
no cuando mueren en combate fiero.
Muertos son los que nunca el altruismo
hizo semilla, sino espúreos monederos.

Y muertos son aquellos infelices
que mienten al Amor por intereses,
los que mienten -con todos los matices-,
los que matan de angustia, tantas veces,
mostrando sus falsas cicatrices.

Muertos son los crédulos que lloran
por el pasado, el presente y el futuro,
los que a la par que al dios más cruel imploran,
conspiran ocultos en su afán impuro
y sólo cosas materiales atesoran.

Los que temen las verdades dolorosas,
muertos de miedo están, porque no saben,
que hay también realidades maravillosas
que sólo son del corazón donde no caben
quejidos lastimeros ni reacciones vergonzosas.

Muertos son los que viven bendiciendo
las armas que infligen opresiones,
los que imponen ignorancia y van vendiendo
sus almas a la par que oraciones,
los que van, lo sagrado, corrompiendo.

Si tú quieres estar vivo de Verdad,
descree del mundo, sus mentiras;
cultiva en tí el Amor, la Dignidad...
No busques compasión, y pon tus miras
en respetar en todos, el don de Libertad.

Ramiro de Granada

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