Estoy parado, alucinado
sobre montes de tierra plana, hueca
sobre sutiles fuerzas que me alimentan
y me fuerzan a gritar
¡soy libre¡
¡soy libre¡
con mi alma infinita
con mi dignidad erguida
con mi cuerpo inmortal
que no se rinde,
que no claudica,
porque mi destino
-nuestro destino-
es el de colocar el punto final.Sentenciados, desahuciados
con mi dedo inquisidor que no admite,
que no recula,
que no se rinde
ante el mal que me rodea
y que aplasto
porque el destino viaja con el devenir de los elegidos
y con su espada
que es el punto final del mal
y porque todo fin, toda muerte
no es más que el nuevo comenzar
de un orden, que infinito
se vuelve a expresar.Enrique de Lima
PÁGINA INICIAL |
Consigue una copia del |