PSICOTRÓNICA: LA PEOR ARMA DE LA
GUERRA KAMAMANÁSICA y GUERRA ESCALAR
Parte II


ESPIONAJE ASTRAL, MANIPULACIÓN PSÍQUICA, SUPUESTAS ABDUCCIONES, HISTERIAS COLECTIVAS, ESTUPIDIZACIÓN DE MASAS, FENÓMENOS PARANORMALES DE DIFERENTES ORÍGENES Y ETIOLOGÍAS...

Kama = Estrato; Manas = Alma. La Guerra Kamamanásica es la Guerra entre dos arquetipos o valor y contravalor máximo, que podemos comprender como la intención raíz o causa fundamental del mal y del bien: Esclavitud y Libertad.

En enero de 1978 me llegó una carta del Panamerican Parapsicology Institute, adjunto a un certificado de calificaciones en que constaba que había aprobado con excelentes notas, todas las asignaturas de la licenciatura en psicología con especialización en parapsicología. Debía ir a retirar mi título tras cuatro años de intensísimos estudios...
Fue una de las alegrías más grandes de mi vida, que pocos días después representó, como contrapartida, una de las más dolorosas decepciones. No por la calidad de los estudios, que era excepcional, sino por las intenciones políticas con que fue creado el instituto y lo que se pretendía de sus egresados.

Una de las más exigentes asignaturas durante 3º y 4º año era Arqueometría, y en ella se conjugaban tres materias de estudio aparentemente incompatibles: Física, Matemáticas y Proyecciones Psíquicas. Estas últimas no tenían una clasificación en la parte práctica, sino que se pretendía que al menos se conociera la teoría ( impecable, y muy comprobada después). Pero... ¿Qué tenían que ver la matemática y la física con una experiencia como el viaje astral, el sueño, la proyección mental o fenómenos tan «psíquicos» como la bilocación?.

Pues mucho. No es posible separar la física y la matemática de ningún fenómeno. Muy a mi pesar, porque soy de los que cuentan con los dedos, tuve que encarar el aprendizaje teórico de lo psíquico, montado en números y fórmulas.
La Arqueometría estudia la relación y fenómenos entre materia y energía, y sin esa comprensión es imposible entender los fenómenos psíquicos. Lo malo es que tras toda esta cuestión científica, hay una realidad POLÍTICA, que todo lo tiende a monopolizar, en manos de gente carente de valores espirituales y éticos.

Como había logrado saltar de la teoría a la práctica, realizando algunos viajes astrales, proyecciones mentales perceptibles y otros efectos, me visitaron dos señores para ofrecerme un trabajo extraordinario: Seguir «estudiando» en un laboratorio más especializado aún, con un sueldo equivalente a diez veces el de mi padre, con ventajas diversas y sólo debía aceptar algunas pautas aparentemente «lógicas», como irme a vivir definitivamente a USA. Me preguntaba porqué a USA, si el Instituto era canadiense; porqué los visitantes portadores de tan interesante ofrecimiento eran yanquis; porqué la invitación vino apenas días después de informárseme sobre mis calificaciones...
En una conversación, en la que debía ser «secreta», puse como condición que se me permitiera la compañía de mi padre, que además de buen consejero toda la vida, era muy perspicaz y dos mentes compatibles piensan mejor que una. Luego de una media hora, nos miramos con mi padre y dijimos al unísono «saben demasiado sobre nosotros».
Los dos sujetos se miraron entre ellos y se dieron cuenta que «habían metido la pata». Se les escaparon detalles que sólo podían conocer en un contexto de investigación personal muy profundo; así que inmediatamente les dije que no me interesaba la propuesta. Hubieron otros intentos de convencerme, pero yo ya tenía claro que no quería formar parte de ese «algo» que me olía muy mal.

Cuando unos pocos años después pude conocer, gracias a gestiones de inteligencia militar de mi país, lo ocurrido con mis compañeros de estudio, me horroricé de pensar lo que me habría ocurrido si me hubiera dejado tentar: De cuarenta y dos alumnos, dos estaban con camisa de fuerza, catorce muertos, veintitrés en paradero desconocido, buscados por sus familiares, y sólo tres vivos y hallables: una mexicana, otro argentino y yo... Los tres que no aceptamos el dulce.
Analizando nuestros avances en un equipo científico militar, y mis propios desarrollos, no me cabe duda del potencial que significa para una nación dominadora como USA, contar con un grupo de gente que puede salir en astral y meterse conscientemente en casi cualquier parte sin ser percibido. Es, simplemente, ser un fantasma invisible, consciente, con clara memoria de lo que se ve y oye. Si se sale diariamente, en un par de meses es posible permanecer consciente más de media hora en astral. Ello significa -con algún entrenamiento más- poder meterse en una caja fuerte de cualquier tamaño y leer los libros o documentos que hayan allí aunque estén cerrados.

Más fácil aún resulta pasear por instalaciones bélicas, silos nucleares y todos los etcéteras que fueran necesarios para un espía psíquico. Hay una serie de condicionamientos, como el hecho de que es muy fácil viajar en astral de norte a sur o de sur norte, pero es muy difícil cubrir grandes distancias transversalmente a las líneas magnéticas del planeta.
Salir en astral en Buenos Aires para ir a Georgetown, 4.600 kilómetros al norte, o desde Quebec (Canadá) hacer 11.100 kilómetros hasta Punta Arenas (al sur de Chile), es más fácil que ir desde Barcelona a Lisboa, porque los casi mil kilómetros de Este a Oeste son durísimos. Ir en astral sobre el agua (para aquellos que pretenden cruzar el océano), es más difícil aún. A favor de los meridianos el asunto es menos problemático, pero aún así, para cruzar extensiones de agua hay problemas.

En 1985, un grupo internacional independiente, liderado por el psíquico brasileño Mauricio Boraldo, me invitó a formar parte de un proyecto en el que no pude participar por cuestiones económicas. Intentaron cuatro viajeros en astral, cruzar desde la ciudad turca de Ordu hasta Moscú, a fin de probar la posibilidad de hacer espionaje psíquico y conocer si existiría por parte de la URSS algún tipo de defensa en tal sentido; pero los cuatro viajeros astrales no podían mantenerse «en vuelo» sobre el Mar Negro y volvían al cuerpo con cierta violencia. Ante los repetidos fracasos, consiguieron ir semanas después a la ciudad rusa de Mariúpol, a 960 kilómetros al sur de Moscú.
Allí no tuvieron inconvenientes con el viaje astral, pero si en el lugar de destino. Pudieron entrar sin problemas a algunas instalaciones militares, pero cuando ingresaron a cierta dependencia de gobierno, se encontraron con una «patrulla psíquica» compuesta de algunas decenas de hombres y mujeres muy entrenados que les persiguieron hasta su lugar de origen. Uno de los osados viajeros no lograba entrar a su cuerpo y quedó en aparente shock cataléptico. Intentaron sin resultado, reanimarlo con masaje cardíaco, hasta que dos de los regresados volvieron a salir en astral, para encontrarse conque varios de los perseguidores le retenían al «shockeado» y no le permitían entrar a su cuerpo. Tras una pequeña y confusa pelea consiguieron liberarle y volver todos a sus cuerpos físicos.

Media hora después, justo cuando abandonaban en un taxi el hotel en que se alojaban, vieron llegar varios camiones militares y lograron salir del país porque consiguieron de inmediato un charter privado a Bulgaria.
Los viajes astrales, lejos de lo que mucha gente cree hacer, son viajes físicos en cierto sentido. El cuerpo astral de un adulto de ochenta kilos, pesa 2,7 gramos. No resulta visible en condiciones normales para la vista física de la mayoría de las personas, porque su tasa vibratoria está sobre los trillones de ciclos por segundo, pero su peso se ha comprobado colocando a los viajeros astrales sobre una camilla-balanza. Al abandonar el cuerpo físico, la balanza acusa inmediatamente la diferencia. En el caso de muerte, el peso perdido es algo mayor, porque también se desprende y disuelve una parte del cuerpo mental (áurea Kirliam).

Mucha gente cree hacer viajes astrales, utilizando un proceso de relajación y visualización, pero ello no es más que una «oniria», un viaje absolutamente imaginario. Algo así como una película autoproyectada.
Los riesgos del viaje astral no son despreciables, y conviene conocerlos antes de intentarlo:

1) Un ruido estridente o un movimiento brusco que afecte al físico, puede hacer volver violentamente al astral, causando daños cerebrales o en el mismo cuerpo astral.

2) La hipotermia es otro problema. Es algo mayor que durante un desmayo o un shock. Mientras mayor es el estado de consciencia en astral, mayor es la hipotermia. Aunque haga calor, es necesario dejar el cuerpo físico bien abrigado.

3) El mayor de todos los peligros, es el MIEDO. Una persona que puede asustarse o sentir cosas desagradables cuando ve una imagen monstruosa, hará muy bien en no intentar una experiencia astral, porque ese plano vibracional abarca un espectro muchísimo más amplio que el plano percibido físicamente. Por lo general, las primeras salidas no son al nivel que permite ver, desde el astral, el plano físico. El viajero que sale por primera vez conscientemente, suele hallarse en «cualquier lugar», aunque no «lejos» físicamente, no ve su entorno físico, sino lo que haya alrededor en una determinada tasa vibratoria. Las imágenes, objetos, seres y proyecciones mentales difusas que puede encontrar son tan variadas que abarcan desde cosas hermosas hasta las más monstruosas que pueda imaginarse. Muchas de esas cosas reaccionarán de acuerdo a la actividad mental del sujeto.

Dada la plasticidad enorme de la materia astral, si el sujeto ve un monstruo (que puede ser una proyección mental elaborada por un dibujante de comics o por un cineasta), y se imagina por una fracción de segundo que el monstruo le atacará, pues eso mismo ocurrirá. Su pensamiento, aparentemente innocuo en el plano físico, resulta miles de veces más potente con relación a la materia astral.
Suele costar bastante a casi todas las personas, y casi nada a unas pocas, lograr permanecer en el astral sin apenas contacto con elementos de ese plano. Cuando se adquiere la práctica suficiente, es posible moverse en astral viendo, oliendo y oyendo sólo el entorno físico, caminar, volar o trasladarse muchos kilómetros en un instante. El gusto y el tacto quedan completamente anulados respecto al físico. Cuando se tiene ese dominio de la situación y se aprenden unos cuántos trucos, es cuando el viajero puede ser un «espía psíquico» apto. No obstante, las cuestiones de ética también generan karma, de modo que quien use esa capacidad, no tiene modo de librarse de sus consecuencias, buenas, malas o innocuas, según su intencionalidad.

TULPAS Y PROYECCIONES:
Otra de las técnicas aplicadas a la Guerra Kamamanásica, son las proyecciones y los Tulpas. Esencialmente son la misma cosa, pero con una gran diferencia de intensidad y densidad:

a) LAS PROYECCIONES MENTALES se utilizan para imprimir en una atmósfera o un lugar determinado, una imagen. Esa imagen, si posee además de la densidad propia de la materia mental adecuadamente programada, una carga emocional y arquetípica, es algo que tiene mucha influencia sobre las personas que frecuentan el lugar. Un Ejemplo: Si en un sitio donde habitualmente hay desarmonía imprimimos mentalmente una imagen bella, armónica, que invite a la mente a armonizarse, bajaremos -por contrapolación- la intensidad de los factores desarmónicos.
Si en un templo de una religión determinada imponemos así los símbolos de otra, estaríamos haciendo una infiltración arquetípica «psiónica» (Psiónica es el uso directo de la influencia mental, y «psicotrónica» cuando es ayudada por la electrónica). Las «Oraciones de Misión» que hicieron los jesuitas en Sudamérica, donde el grupo de misioneros imaginaba mientras rezaba, que el templo aborigen e convertía en iglesia, dio en la realidad resultados muy concretos. Allí operan dos fenómenos: a) La imposición y precipitación de la proyección en el lugar, y b) La predisposición personal de los visualizadores, que quedan más ligados karmáticamente a dicha precipitación.

b) EL TULPA es una imagen que tiende a permanecer en el plano en que se la crea, pero puede moverse, programarse... Es, por ejemplo, la imagen del propio visualizador; un «doble etérico» falso. En vez de materia mental sola, tiene una proporción de materia astral, proveniente del propio cuerpo astral del visualizador. El Tulpa es una réplica casi exacta del conjunto astral-mental del sujeto. Si se hace bien, puede tener un peso de entre tres y cinco gramos, con un volumen idéntico al del cuerpo físico, y ser visto con la misma nitidez, a pesar del escaso peso e impalpable densidad.
Es posible generar cualquier tipo de imagen: Un animal, un monstruo, etc.. Y de hecho, existen cantidades enormes de proyecciones mentales que podrían convertirse en Tulpas si se los dotara de la densidad astral adecuada. Las proyecciones mentales de los cineastas son dotadas muchas veces, de cierto grado de poder por los millones de personas que replican mentalmente la proyección cinematográfica. Por fortuna no existe una coherencia interpretativa en las imágenes, y ésto hace que queden «borroneadas» e inefectivas. Pero un psíquico bien entrenado, que practique el Tantra (que no derrame su energía seminal), que practique la yoga propia de su raza diariamente, puede hacer Tulpas muy potentes y con duración de varios años. Hacerlos palpables ya es otra cosa. El tipo de materia requerida sería plasmática (psicoplasma) y la cantidad requerida sería enorme. En las crónicas tibetanas hay sólo un par de casos de este logro tan impresionante, respecto a Tulpas de la propia persona, aunque hay varias narraciones -e incluso técnicas- sobre dotar de materialidad a objetos simples, como vasos, puñales, etc.. Cabe aclarar que sin la formación adecuada, es decir la práctica ininterrumpida por muchos años del Tantra y la Yoga, no hay técnica que valga. Quien derrame su energía sexual en vez de transmutarla, jamás logrará hacer más que inconsistentes proyecciones mentales.

El Milagro de los Panes y los Peces, de Jesús, pudo haber sido un tipo de «precipitación» similar, digamos que hizo Tulpas de panes y peces, pero en el máximo del fenómeno de precipitación, con los que el objeto precipitado adquiere densidad completamente material, molecularmente idéntica al «molde» empleado. Actualmente -y como lo han hecho muchos maestros a lo largo de la historia- Sai Baba, en la India, produce los mismos fenómenos, que mucha gente escéptica ha intentado desmitificar con filmaciones en cámara lenta y otros recursos, para concluir en que tanto el «bibuti» (cenizas astrales, similares a la de los inciensos), como algunas joyas, son auténticas precipitaciones. De todos modos, para los investigadores escépticos como el autor de este artículo -y a pesar de conocer por práctica y experiencia la producción de Tulpas- todavía no es posible afirmar la veracidad de los fenómenos de Sai Baba, por falta de contacto personal con él y comprobación directa.

Al margen de los fenómenos que podemos llamar «paranormales», que de por si pueden tener muchas veces igual apariencia pero diversos orígenes o métodos, existe otra faz de la Guerra Kamamanásica, más sutil, más simple si se quiere, pero no menos importante. Si bien la Psicotrónica y sus variantes (así como los fenómenos relacionados) son el arma -o conjunto de armas- más sofisticada en esta Guerra, la INDUCCIÓN DE IDEAS Y EMOCIONES es sin duda la mayor arma en cuanto a uso masivo.
La cinematografía, la televisión, los libros, la prensa oral y escrita y la infiltración de las instituciones son el campo de batalla principal. Pero sobre esta parte de la Guerra Kamamanásica hablaremos en el siguiente artículo.

Grupo Askasis - ver primera parte

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Fuera de las líneas turísticas masificadas, fuera de la ortodoxia académica, conociendo cosas que los guías oficiales nunca muestran porque la arqueología ortodoxa no puede explicarlas.